“La disciplina es el mejor amigo del hombre, porque ella le lleva a realizar los anhelos más profundos de su corazón”

MADRE TERESA DE CALCUTA

La motivación empieza con la autodisciplina. El secreto mejor guardado de las personas altamente exitosas es el siguiente: Si una acción o actividad es necesaria para lograr sus objetivos, constantemente se obligan a sí mismos a hacerla, aunque no se sientan con ánimos.

La autodisciplina es la capacidad de ejercer control sobre nosotros mismos para seguir un curso de acción, o como lo dijo el gran escritor Elbert Hubbart: “La autodisciplina es la habilidad para hacer lo que debes hacer, cuando debes hacerlo, ya sea que te sientas con las ganas o no”. Esto también se llama comportamiento contingente.

Tener autodisciplina es difícil, muy difícil. La mayoría de las personas tienen muchas dificultades para ejercer la fuerza de voluntad en contra de sí mismos. La ausencia de autodisciplina y autocontrol se puede convertir en una fuente de frustración, fracaso y emociones negativas; por el contrario, cuando se tiene autodisciplina, control sobre sí mismo y la paciencia necesaria para esperar dar con los resultados después de un arduo trabajo, entonces habremos logrado encaminarnos hacia el éxito personal y profesional.

Investigación desarrollada por Walter mischell

Esta relación fue demostrada por la famosa “prueba del malvavisco” realizada por Walter Mischell en la Universidad de Standford. El profesor Mischell trabajó con casi 600 niños de edades comprendidas entre los 4 y 6 años, a quienes sentaba en habitación vacía donde había un dulce malvavisco. Una vez que los niños veían el malvavisco, Walter les decía que él se iba y regresaría en 15 minutos; en ese momento les proponía que, si al volver no se habían comido el malvavisco, entonces se les daría otro y podrían comerse dos en vez de uno.

Los niños se dividieron en dos grupos: los que se comían en malvavisco antes de los 15 minutos, y aquellos que esperaban para poder obtener el doble de recompensa, lo cual es una habilidad llamada “retraso de recompensa” y se asocia al autocontrol. Durante 20 años hizo seguimiento de estos dos grupos de niños mientras crecieron, y pudo descubrir que aquellos que se habían contenido eran más exitosos en diferentes aspectos de su vida profesional y personal.

la motivación es cambiante

La motivación ideal es un mito, porque en realidad es un proceso complejo y cambiante. No podemos contar con la disposición perfecta siempre para lograr nuestros objetivos. La mayoría de las veces debemos trabajar sin sentirnos con el estado de ánimo ideal, apostando por resultados que veremos a largo plazo y retrasando la recompensa inmediata en favor de mayores logros futuros.

No obstante, necesitamos la motivación mínima necesaria para empezar, y aquí es donde entra la autodisciplina, que nos permite prepararnos para ese primer paso, empujándonos con la fuerza de la razón y la voluntad. Por medio de este trabajo inicial, podemos ir modificando nuestros estados motivacionales poco a poco de forma gradual. La manera de fortalecer la autodisciplina es abogando no solamente a nuestros impulsos y emociones, sino a nuestras cogniciones y sentido del deber.

El estado de autodisciplina

El estado de autodisciplina: No podemos contar con la disposición perfecta siempre para lograr nuestros objetivos. La autodisciplina nos permite prepararnos para la acción, modificando nuestros estados motivacionales poco a poco de forma gradual. Retrasando la recompensa inmediata y apostando por resultados que veremos a largo plazo.

Establecer una ruta de salida

El paso final es establecer que es necesario para resolver la discrepancia entre tus aspiraciones (situaciones deseadas a alcanzar) y tu situación actual. Podemos graficar todo esto en un Mapa Mental. Buscando comprender el funcionamiento del sistema, graficar las causas subyacentes de la situación que deseamos cambiar. Una buena herramienta para esto es el diagrama de causa y efecto, o diagrama de Ishikawa.

De esta forma podemos reconocer cual es la serie de pasos estratégicos a tomar para obtener control y dominio de la situación. Recuerda que nadie podrá ayudarte mejor que tu propio mundo interno, ahí están todas las respuestas; aprende a dialogar con tu ser interno y grafica la conversación.

Referencias bibliográficas 

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