La inhibición es la retención deliberada de una respuesta a los estímulos. Es uno de los constructos más ampliamente investigados en la neurociencia del desarrollo y las investigaciones sobre el control inhibitorio están surgiendo a un ritmo acelerado.
El control inhibitorio cubre la capacidad de abstenerse de discutir pensamientos prohibidos o de realizar acciones prohibidas. Actividades como alucinar con un ruido blanco, jugar juegos de palabras como Boggle, contar pensamientos durante 10 segundos antes de hablar, usar técnicas de respiración profunda y hablarse a sí mismos pueden ayudar a los niños a mejorar su capacidad de control inhibitorio.
Las intervenciones pedagógicas serían actividades que: fomentan el enfoque en elementos o experiencias que motivan negativamente a los niños con trastornos del aprendizaje y los ayudan a aprender estrategias de afrontamiento; promover nuevas habilidades sociales relacionadas con las interacciones con los demás; y enseñar nuevas formas de pensar.
El término «control inhibitorio» se refiere a la capacidad de suprimir acciones que actualmente no son apropiadas. Por el contrario, el control inhibitorio se ha relacionado con resultados positivos a largo plazo, como el rendimiento académico y la regulación emocional.
El control inhibitorio es un aspecto importante del aprendizaje. En las actividades de aprendizaje, los niños deben ser capaces de mantener la concentración en la tarea en cuestión e inhibir el juego con objetos nuevos. Necesitan poder reprimir sus impulsos y no ceder a la tentación. Las intervenciones de aprendizaje deben incluir aquellas habilidades de regulación emocional de los niños como la paciencia, el control de los impulsos y la perseverancia.
Control Inhibitorio en niños con trastornos del aprendizaje
El proceso de aprendizaje debe incluir habilidades sobresalientes de regulación emocional como la paciencia, el control de los impulsos y la perseverancia en el diseño de estrategias individuales para enseñar a niños con problemas de aprendizaje como el TDAH o la dislexia.
La neurociencia tiene implicaciones profundas sobre cómo los educadores deben diseñar planes de estudio para satisfacer las necesidades de todos los tipos de estudiantes, desde los nuevos estudiantes que ingresan al jardín de infantes hasta los estudiantes que luchan con una materia difícil en la escuela secundaria.
En el artículo, Howard J. Bennett y Marsha L. Leonard exploran la relevancia de las actividades dirigidas a las habilidades de control inhibitorio en las aulas para mejorar la comprensión de los trastornos del aprendizaje.
El control inhibitorio se refiere a la capacidad de uno para inhibir una respuesta instintiva. Es una construcción psicológica fundamental que ha sido poco estudiada en los niños típicos, pero es especialmente relevante en los niños con trastornos del aprendizaje como el TDAH porque estos niños tienen deficiencias en este importante proceso cognitivo y también están más motivados por los impulsos que por el comportamiento planificado.
Los niños con trastornos del aprendizaje tienen dificultad para reprimir impulsos inapropiados, desviando su atención de los estímulos inmediatos dominantes cuando están interesados y dirigiendo sus respuestas hacia objetivos externos destacados. Los niños a menudo tienen un control inhibitorio interrumpido, lo que afecta la forma en que aprenden y procesan la información, específicamente las habilidades verbales y matemáticas.
Para ayudar a los niños a mejorar su control inhibitorio: los padres deben monitorearlos, alentarlos a explorar el entorno, diseñar actividades que ayuden a mejorar las habilidades inhibitorias y entrevistar a los maestros con regularidad.
Las escuelas están bajo regulación para proporcionar un entorno inclusivo para los niños en sus aulas. Lo más efectivo que pueden hacer es hacer que todas sus actividades sean prácticas y alcanzables en la medida de lo posible, si eso les plantea desafíos.